La luffa (Luffa cylindrica) es una planta perteneciente a la familia Cucurbitaceae, la misma a la que pertenecen los calabacines y las calabazas. Es una planta trepadora, de origen tropical, que se da muy bien en climas cálidos y húmedos como el de las Islas Canarias.
Lo que se utiliza de esta planta son precisamente sus frutos, que una vez secados, se utilizan por sus propiedades fibrosas y porosas y podemos utilizarlos como esponjas para la higiene personal o también para limpiar las vajillas y las superficies de casa, sin rayarlas.
La luffa es un fruto que nace de la tierra y claramente no está elaborada con ningún material sintético, por esto es una esponja amiga del medio ambiente.
Características y propiedades
- Las esponjas de luffa son totalmente naturales, biodegradables y libres de plásticos.
- Pueden durar mucho más que las esponjas sintéticas fabricadas con derivados de petróleo.
- Son perfectas para reducir el uso de plásticos en el baño, combinándolas con jabones sólidos.
- Estimulan la circulación sanguínea, previniendo la formación de celulitis.
- Actúan como exfoliantes naturales, eliminan las células muertas y dejan la piel suave y tersa.
- Se pueden utilizar también como exfoliante facial para combatir el acné y eliminar los puntos negros.
Modo de empleo y cuidado
Para usar una esponja de luffa, lo primero que hay que tener en cuenta es que, debido a sus propiedades porosas, no es recomendable su aplicación sobre pieles que tengan heridas.
Antes de utilizar la luffa hay que humedecerla, para que tenga una textura suave. Una vez húmeda realizar suaves movimientos circulares sobre la piel, con o sin jabón. También la podemos utilizar si tenemos problemas de circulación en las piernas, piel grasa, celulitis o simplemente como relajante muscular.
Resulta muy útil y eficaz, sobre todo durante el verano, para prevenir el enquistado capilar.
Una vez terminada la ducha, enjuagar bien la esponja, escurrir y dejarla secar en un lugar ventilado. Es imprescindible que fluya el aire en la ducha para que se seque completamente cada vez que la utilices. Disponer de un cordel para colgarla puede ayudar para que no proliferen bacterias.
Es recomendable, cada cierto tiempo, desinfectar la esponja hirviéndola durante 3 minutos en agua o metiéndola en el microondas entre 10 y 20 segundos.
Su uso es perfecto para lavar a mano platos, cubiertos, vasos y también vitrocerámica, ya que es muy suave y no raya.
Si notas que cambió de color o si produce mal olor, será hora de sostituirla por una nueva.